Cuando te echan de tu casa
- PATRÍCIA MUÑOZ
- 19 may 2015
- 2 Min. de lectura
5 millones de palestinos refugiados no pueden volver a Israel
14 de mayo de 1948. Fundación de Israel. Judíos y especialmente palestinos recuerdan con recelo esta fecha porque fue la génesis del conflicto entre ambos. Gloria para los judíos que por fin encontraron (supuestamente) su anhelado pueblo, después de vagar por las hecatombes del holocausto y del sentimiento antisemita generalizado a lo largo del siglo XX. La felicidad fue escueta, pues el día siguiente Egipto, Jordania, Siria e Irak invadieron el territorio consagrándose la primera guerra árabe-israelí. Tras este conflicto, la ONU redujo a la mitad el territorio dedicado a un Estado árabe, lo cual supuso la destrucción para los palestinos: 750.000 de ellos tuvieron que huir a países vecinos o fueron expulsados de su casa por las tropas judías.
Actualmente, hay registrados más de 5 millones de palestinos refugiados. Esta gente tiene derecho a volver a Israel, su casa, lugar de donde fueron expulsados. Pero según Israel abrir la puerta destruiría su identidad como Estado judío. Además, Israel construyó un muro que separa su territorio de Cisjordania. Ellos lo llaman “barrera de seguridad”, pero la Corte Internacional de Justicia de la Haya lo ha condenado. La portavoz de la Embajada de Israel, Hamutal Rogel, afirma que “cree en un país judío y en otro palestino”. Pero, realmente, ¿ayudan los muros a construir la paz?
Israel lo que quiere es tener un territorio para su pueblo y que éste sea reconocido. Desde luego, es obvio que ningún pueblo debe estar condenado a vagar en el exilio, pero uno no puede instalarse donde le plazca y menos echar a los que allí tranquilamente vivían, sin dejarles ni siquiera la opción de retorno. La decisión que tomó la ONU a mediados de siglo XX de reducir el espacio para un Estado árabe a la mitad no fue acertada, pues para darles hogar a unos se lo arrebató a otros.
Unos y otros, cegados por la ira, están indispuestos a dejar las armas para defender lo que es suyo. Con tanta tensión, las sospechas se disparan cuando secuestran a uno de los tuyos y lo asesinan. Éste fue el origen del conflicto que perdura hoy: en junio del año pasado se acusó a Hamás, movimiento islamista palestino, de haber asesinado tres jóvenes israelíes en Cisjordania. Empezaron los ataques aéreos entre Israel y Gaza, donde hay más de 100.000 palestinos. El belicismo aumentó con el asesinato de un palestino en julio en Jerusalén. Gaza incrementó sus ataques contra Israel, a quien tachó de culpable. Es un tira y afloja que no da lugar a treguas.
Rogel defiende que las negociaciones deben ser entre Palestina e Israel, sin tener cabida los extranjeros. “No puede ser una decisión unilateral”, defiende ella, “pero a la práctica fue así porque los palestinos no estaban abiertos a negociar”. ¿Y ésta fue la vía fácil, verdad?
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